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La pesca representa una parte importante de la economía local, la subsistencia y el patrimonio sociocultural del área de la Reserva de la Biosfera Seaflower. Estas actividades se enfocan en Langosta Espinosa (Panulirus argus), Caracol rosado (Lobatus gigas) y meros (peces de la familia Serranidae). El caracol rosado es considerado por los pescadores como el recurso más sobrepescado de la región (1). El desarrollo de la pesca industrial en la región ha generado conflicto con los isleños nativos, pues las actividades industriales no tienen base local y no emplean isleños, además de la alta presión pesquera y los daños ambientales de las prácticas industriales (2). El caracol rosado está incluido en la Convención sobre el Comercio de Especies Endnagered (CITES) desde 1992 y su comercio internacional debe estar regulado.

Las langostas se capturan en la pesquería de trampas de fondo, que se expandió industrialmente en la década de 1980, extrayendo 600 toneladas por año (3). Las regulaciones de manejo comunes incluyen cotizaciones anuales, prohibición de langostas juveniles y hembras portadoras de huevos (3). Además de las langostas, otras especies como cangrejos, caracoles, pulpos, pepinos de mar y estrellas de mar, peces, entre otros, son capturados en las trampas como captura incidental. Por otro lado, los pescadores nativos artesanales y de subsistencia capturan las langostas haciendo apnea, método común también utilizado para la pesca del caracol rosado y diferentes peces. 

Los peces de arrecife capturados con trampas incluyen margate (Álbum de Haemulon), el pez cabra (Mullidae), el pez cirujano (Acanthuridae), el Coney (Cephalopholis fulvus) y meros Graysby (C. cruentatus). Las líneas de mano se utilizan para pargos, meros, gruñidos y gatos. Con la pesca submarina se pescan diferentes peces loro (Scaridae), así como peces ballesta (Balistidae) y chubs (Kyphosidae) (1). 

Las flotas que buscan tiburones como objetivo también pescan en la Reserva de la Biosfera Seaflower, utilizando palangres de hasta 20 km de longitud, con 600 a 1000 anzuelos (4). Esta pesquería se enfoca en diferentes especies de tiburones y rayas, y de acuerdo con el análisis de vulnerabilidad realizado por Mejía-Falla et al. (2019), nueve grandes especies de tiburones comerciales son las más susceptibles de captura: el tiburón de arrecife del Caribe (Carcharhinus perezii), el tiburón toro (C. leucas), el tiburón sedoso (C. falciformis), el tiburón limón (Negaprion brevirostris), el tiburón punta negra (C. limbatus), el marrajo dientuso (Isurus oxyrinchus), el tiburón tigre (Galeocerdo cuvier). También los tiburones martillo grandes y festoneados (Sphyrna mokarran y S. lewini) que están incluidos en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio de Especies Amenazadas (CITES) desde 2013 y para los que el comercio internacional está regulado.

Las especies pelágicas, que se encuentran en la columna de agua, son el objetivo estacional del curricán. Los objetivos de esta pesquería son principalmente el wahoo (Acanthocybium solandri), corredor del arco iris (Elagatis bipinnulata), medregal (Seriola rivoliana, S. dumerili), atunes (Scombridae), dolphinfish (Coryphaenidae) y bonito (Katsuwonus pelamis) (1). También hay una pesquería en aguas profundas de 80 a 200 m de profundidad, que utiliza diferentes métodos, que incluyen líneas de mano, carretes eléctricos y palangres de fondo (1). 

Pescador usando red de pesca en la orilla, también llamado “Atarraya“. Fuente: El Nuevo Siglo

Las actividades de pesca de captura y liberación se han incrementado en la región del Caribe, muchas veces como una herramienta de conservación, con el objetivo de proporcionar beneficios económicos del ecoturismo relacionado con la pesca recreativa (5). Sin embargo, falta un consenso sobre la efectividad de la captura y liberación (6), ya que la mortalidad posterior a la liberación varía de cerca de 0% a 90% (7). Por lo tanto, se debe examinar un análisis específico para cada pesquería de captura y liberación para asegurar su sustentabilidad. En el Caribe, las especies comunes capturadas por esta pesquería son el sábalo atlántico (Megalops atlanticus), Pez hueso (Albula vulpes), Permiso (Trachinotus falcatus) y róbalo común (Centropomus undecimalis) (5). 

Las principales amenazas a la biodiversidad en la Reserva de la Biosfera Seaflower son la sobreexplotación de las prácticas de pesca artesanal e industrial, así como la recolección de subsistencia incontrolada a lo largo de la costa (8). Los expertos han recomendado involucrar a las comunidades en los procesos de manejo para incrementar la efectividad de los esfuerzos de conservación e implementar medidas de precaución, especialmente en aquellas pesquerías con alto impacto en las especies y / o hábitats. Otra recomendación es analizar otras alternativas económicas como el buceo recreativo y el turismo ecológico, para reducir la presión pesquera en la zona, así como establecer claras colaboraciones internacionales (4).

Barcos pesqueros semi-industriales en el Caribe. Fuente: Carlos Barraza

Referencias

(1) Friedlander, A., Nowlis, JS, Sánchez, JA, Appeldoorn, R., Usseglio, P., McCormick, C., Bejarano, S. y Mitchell-Chui, A. (2003). Diseño de Áreas Marinas Protegidas efectivas en la Reserva de la Biosfera Seaflower, Colombia, con base en información biológica y sociológica. Biología de la conservación, 17(6), 1769-1784.

(2) Moe, JM, Taylor, E., Howard, M., Baine, M., Connolly, E. y Chiquillo, M. (2007). Planificación y gestión colaborativas de los recursos costeros y marinos del Archipiélago de San Andrés: Una breve comunicación sobre la evolución del área marina protegida Seaflower. Gestión de océanos y costas, 50(3-4), 209-222.

(3) Castro, E., García, M., Grandas, Y. y Pomare, M. (2007). Impactos de la pesquería de Langosta Espinosa con Nasas sobre comunidades bénticas y peces arrecifales en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina: Hacia una pesca responsable. Instituto de Pesca del Golfo y el Caribe, 58, 348-354.

(4) Mejía-Falla, PA, Castro, ER, Ballesteros, CA, Bent-Hooker, H., Caldas, JP, Rojas, A., y Navia, AF (2019). Efecto de la medida de ordenación precautoria sobre la vulnerabilidad y el riesgo ecológico de los elasmobranquios capturados como pesquerías objetivo. Estudios regionales en ciencias marinas, 31, 100779.

(5) Adams, AJ (2017). Directrices para evaluar la idoneidad de las pesquerías de captura y liberación: lecciones aprendidas de las pesquerías de los llanos del Caribe. Investigación pesquera, 186, 672-680. 

(6) Arlinghaus, R., Cooke, SJ, Lyman, J., Policansky, D., Schwab, A., Suski, C., Sutton, SG, Thorstad, EB (2007). Comprender la complejidad de la captura y liberación en la pesca recreativa: una síntesis integradora del conocimiento global desde perspectivas históricas, éticas, sociales y biológicas.  Reseñas en Fisheries Science, 15(1), 75-167. 

(7) Muoneke, MI y Childress, WM (1994). Mortalidad por enganche: una revisión para la pesca recreativa. Reseñas en Fisheries Science, 2, 123-156.  

(8) Taylor, E., Baine, M., Killmer, A. y Howard, M. (2013). Área marina protegida de Seaflower: gobernanza para el desarrollo sostenible. Política Marina, 41, 57-64.

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